viernes, 18 de marzo de 2011

TANGO

Me dices que eres tango,
que el dolor y la duda han forjado tu historia,
que has vagado en soledad y miedo;
que no sabes quedarte, que temes mi aurora.
Me dices que no me vaya,
que quieres que nuestros pasos sean lentos,
como un paso doble en la milonga
y que la memoria no se pierda en el intento.
Yo te digo que soy también del sur,
que nuestra luna se robó al ecuador,
que vengo caminando tras tus pasos,
para encontrarte honrando a mis ancestros.
Navegué en el tiempo de amores y muertes
y la brújula del destino hacia tu Sur redobla.
De la tierra de Evita, vienes intermitente,
con los sueños de Borges, que el dolor acopla.
Y camino venturosa por tu pampa
descubriendo, sin saberlo ni planearlo,
los caminos nuevos hacia tu estampa
de hombre libre, y de boreal maestro.
Eres una intensa ráfaga de fuego,
una piedra sobre la que edifico mis deseos,
en la intimidad, pirotécnicos juegos
de verdad, de entrega y de solfeos.
Observas mi más osada euforia,
como quien mira extenderse un incendio,
pero esperas con paciencia mi retorno
a tu ritmo eterno y parsimonia.
Eres tango del fin del mundo,
pero también eres rumba, bolero y samba,
mi sensual y mi nocturna salsa,
el rocío fresco de la alborada.
Gaucho libre, intenso y armonioso.
Eres brisa antigua de la Colonia.
Eres un roble viejo, majestuoso,
y el delicado trébol de Patagonia.

6 de marzo, 2011

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