miércoles, 25 de julio de 2012

Fuego con fuego



Fuego con el fuego combates
por fuera y por dentro de ti.
Fuego con el fuego me abates,
con pequeños recursos sin fin.
Tu dulce voz indecorosa
me visita cada mañana;
sin importar mis resistencias
impregnas razón y conciencia.
Me llueves de fuego bendito,
me abrasas con miradas de sal,
entre mil papeles nerviosos,
noches prestadas y los días.
Hoy, traigo tatuado tu aliento de ayer,
cuando, arrebatado, quisiste besarme.
Con pesar te detuve, no quise incitarte;
el fuego tortura cuando es culpa y pesar.
Lástima que seas prohibido,
de tantas maneras ajeno.
Si no fuera por los tantos "no"
ayer te hubiera abrasado.
Eres bandido, volcán y mortero;
eres verano, halcón bandolero.
Me enciendes de verme,
te enciendes, metralla.
¿Qué hago ahora con este fuego?
¿Dejaré venir al abrazo incendiario?
¿Lo sofoco con recuerdos y futuro?
¿O en tinta y papel lo destruyo?
Si no fuera el propio respeto,
si no fuera por falso pudor
te dejaría consumirme
en sudor y ciego arrebato.
Lástima que seas frontera,
de tantas maneras perdido,
vendaval, acantilado,
erupción, centella.

domingo, 22 de abril de 2012

Yo soy

Yo soy la arboleda verde, creciendo hacia los cielos y multiplicándose en sí misma.
Yo soy mi madre, mi padre y mis hermanos, mis amigos y mis ancestros.
Yo soy mi hijo, y los hijos de mi hijo.
Yo soy todas mis otras vidas y las vidas por venir.
Yo soy el viento que sopla, los suspiros de las madres en la guerra, y las sonrisas de los viejos.
Soy a veces grande y a veces pequeña, a veces valiente y otras temerosa.
Generosa y por momentos ignorante e insegura.
Yo soy mi verdad y mis mentiras que se enfrentan día a día a la realidad.
Yo soy el trabajo diario, las ilusiones y la frustración.
Yo soy el futuro incierto, y el amor profundo esperando ser descubierto.
Pero sobre todo, yo soy el presente, aquí y ahora, en este momento y en conciencia,
como tú, como todos.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Satélite

(3 de mayo, 2004)
En una galaxia cercana
soy luna,
atraída hacia tu órbita solar
lenta e inexorablemente.
Gravito envuelta en nube,
en la fantasía de tus manos vapores,
y tras la promesa de tu oxígeno.
Me envuelves
en el limbo de tu mirada,
de tus anillos de saturno,
y de tu voz.
Después te esfumas,
y sin aviso alguno regresas,
estrella fugaz.
Imagino la hecatombe,
el armagedon interior
entre nosotros dos,
cuando no pueda ya resistir tu gravedad
y me rinda al colapso vital
de mil estrellas.
Entonces la galaxia vivirá su orgasmo eterno,
y el marasmo espiritual se alejará de pronto.
Entonces los lagos de luna inundarán
el horizonte,
y me convertiré en la reina del silencio.

2da parte – (28 de mayo)
Colapso estelar.
Hecatombe.
Sol y luna
en silenciosa ,
oscura,
cadenciosa,
misteriosa
danza sagrada.
Somos la oscuridad del día,
la luz que guía a la noche,
el agua del desierto,
y una vereda sin explorar.
Somos los amantes
de los tiempos,
sin principio ni final.
Somos sol y luna
en colapso estelar.

domingo, 31 de julio de 2011

Ya llegará

Ya llegará el día bendito en que salgas de ti mismo;
cuando salgas de tu cueva de penas y nostalgias,
cuando te encuentres con tu sombra,
y sepas que me llamo intensidad.
Me bajo del tío vivo;
acepto mi derrota, casi sin pedir revancha.
Mis heridas, las lavo con la lluvia de julio,
como siempre, y hasta ayer.
Dejaré a tus ojos de avellana
repetirse en mis sentidos una y otra vez.
Me pondré las lentes del tiempo,
que te darán justa medida.
Que tu voz se escabulla en mis sueños
hasta llegar al sin sentido.
Repetiré en la memoria tus besos al infinito,
y llevaré a la duodécima potencia
tu mirada de Don juan.
A fuerza de repetirte perderás consistencia...
Te volverás el fantasma, en el que quieres convertirme,
la sombra de una ilusión absurda,
el eco efímero de un olvido...
Ya llegará el día, cuando abandones tus dolencias,
tus miles de pendientes, el cansancio y el desdén.
Ya llegará el momento en que busques en mi espacio,
y descubras, simplemente, que me fui.

domingo, 17 de julio de 2011

Me gustan los viejos

Me gusta el rostro de los viejos,
de carne viva, pegada a los años,
rostros pálidos, de surcos y de cuevas,
de ojos húmedos y labios resecos.
Andan hacia un horizonte incierto
con altivez, fervor y desapego;
aquel destino es tanto inquieto
para el joven bello,
como para el viejo yermo;
mas, el viejo sabio lo tiene claro,
por eso, ciego, se entrega al sendero,
con mucha valentía y a fuego lento.
Me gusta el cuerpo de los viejos,
con huesos orgullosos de experiencia
y manos manchadas en la historia
de familias, razones y querencias.
Me gusta su mirada adolorida
de insondables y numerosas vidas
reviven sus historias preferidas
cada vez que los provocan las heridas.
Tornan su fragilidad en poderío
y se ríen de los días y su fuerza;
pues la vida, al final, siempre regala
un homenaje en amores y recuerdos.
Me gusta que los viejos se apoltronen
a esperar con paciencia la guadaña;
no temen a la risa de la parca,
saben que esta vida está prestada.
Sólo la nostalgia los quebranta,
de haber dejado cien historias a su espalda;
cuentos de aventuras, ideales y dolores
pasiones que se cuelgan en la estampa.
Me gusta la risa de los viejos,
lenta y embriagada de bonanzas;
regalada a los sueños de varones
y a los vuelcos en los vientres de las damas.
Me gusta la mirada de los viejos,
habituada a llegarte hasta la entraña,
me gusta que no sepan ya las horas
que les quedan de sabores y festejos.
Me gusta caminar junto a los viejos,
aprender de ellos la esperanza,
entregar con ellos la paciencia
a una vida que se va con la añoranza.

domingo, 3 de julio de 2011

Malinche

Hermoso navegante de lengua cadenciosa,
traes, con tus ancestros, los sonidos de mi infancia.
Desde aquella tierra madre, de buques y de esclavos,
vienes explorando nuevas tierras y desvelos.
El viento marítimo te trajo hasta mis brazos,
baila conmigo un fado lleno de nostalgia,
quiero compartir contigo la melancolía…
el amor, los dolores y los fuegos…
Quiero que vengas conmigo, al final de esta mirada.
Ven a mi silencio escondido en las palabras;
ven a la barbarie de nuestro futuro inmaculado,
enciende la esperanza que ya envuelve a la mañana.
Quiero que me veas, como eres capaz de verme,
más allá de mis razones, más allá de este tiempo.
Encuéntrame escondida en mis ruidos y sonrisas,
y quédate aquí dentro, con tu alma y tus afectos.
Quizá te deje inundarme, con tus ojos y promesas,
esos ojos de avellana, suave e incendiaria;
esos labios expuestos como arte en galería
y esas manos escondidas en mi pelo, sin premisa.
La verdad me es esquiva, y ya no importa si se esfuma,
porque rozas, con tu vuelo, la tierra de mis anhelos,
porque antes de ti hubiera jugueteado, sin sentido,
a mariposas en flor, a aves y coqueteos.
Pero, también mi vuelo roza tus deseos,
pasea, sin rumbo, por tu voz llena de acento;
ese acento cálido, como tu boca y pensamientos
de hombre de otros mundos y de otro tiempo.
Antes de ti yo hubiera caminado mil afectos,
ciega, cometido mil errores, sin remedio,
envuelta en la oscuridad de mil ansias y destellos,
hubiera malgastado las pasiones y los miedos.
Pero hoy, imaginar mía tu piel mediterránea,
y querer bañarme en el mar que la acompaña
es instinto, es impulso y completo regocijo,
que regalo al tiempo, a la suerte y a mortaja.
Hoy, festejo tu osadía de alejarte de tu tierra,
internarte en la aventura, alcanzar las lejanías.
Te doy la bienvenida a mi casa y mis pasiones,
y me hundo en tu mirada, sin red de seguridad.

3 de julio, 2011

lunes, 25 de abril de 2011

Mientras tú sucedes.

No te me mueras, amigo de promesas vanas,
miradas caducas y alegrías vencidas.
No te me mueras, infectado de sadismo,
en solamente dos lunadas.
Todavía tengo a mano la inútil esperanza,
de encontrarte un buen día, entre tu mascarada;
solamente por aquel brindis en el que antaño
planeamos el futuro, y muchas finas danzas.
O muérete de una vez, sin aviso, ni preestreno,
para poder echar tiempo a la hora de tu entierro;
para poder echar olvido, a la hora que decida,
a esta historia burda, sin debut, ni despedida.
Te hablo a ti, dueño de ojos indolentes,
con la absurda intención de ignorarme…
como si los negocios y el cansancio
fueran mejor pretexto que el vacío.
Pero yo soy de donde los niños
llevan el invierno, en los ojos, estampado.
No me quitas lo que nunca me diste,
aunque tú mismo te lo hayas inventado.
Estoy en donde toma vuelo el viento,
para soplar, de nuevo, esperanzado;
y en donde las aves se reinventan
desde la sospecha de su canto.
Habito un universo paralelo, de puntos suspensivos,
al que entré después de mi inútil confesión…
Ya no espero de tu mente, instintos compasivos,
ninguna impulsiva o inocente rendición.
Me puse, sin remordimiento, tus botas de nube
y atravieso el abismo al que crees condenarme,
camino descalza tu silencio en brasas,
mientras tú sucedes, lleno de nada.